CUENTO INFANTIL · A partir 6 años

Pisco y la boda del Capitán Caimán

Anaya, Colección El Duende Verde, 1998. Ilustraciones de Javier Vázquez

Pisco, en su cumpleaños, pregunta a Margarita qué sabe del Capitán Caimán… Está en la Isla Escondida con el lugarteniente Nadie. De pronto, a través de su catalejo, divisa a Marisa del Cerro, y ahí comienza una arriesgada y romántica aventura…

Carta al lector

Hoy es un día muy importante para Pisco: ¡cumple siete años! Recuerdo que, cuando yo era niño, me pasaba semanas esperando con impaciencia el día de mi cumple, porque tenía muchas ventajas: te hacían regalos, te felicitaban, y a lo mejor te dejaban invitar a amigos, y acostarte un poco más tarde … En fin, un montón de cosas buenas. ¿Sabéis por qué me he dado cuenta de que me estoy haciendo mayor? Porque ya no me gusta tanto cumplir años. Y si tenéis alguna duda de lo que digo, haced una prueba: preguntad a vuestros padres … Preguntadles cuándo les gustaba más cumplir años, si cuando eran niños o ahora, que ya son mayores, y veréis cómo tengo razón.

Otra cosa buena que había eran las merendolas, con aperitivos y «sandwiches» y bebidas. Y cuando nos juntábamos los amigos y amigas, discutíamos para ver a qué jugábamos. Estoy seguro de que eso mismo le va a pasar a Pisco con sus invitados, ¿alguien se apuesta algo? … También me regalaban libros, de indios y vaqueros, y de piratas… Yo creo que Margarita ha leído algunos, y por eso se sabe al dedillo las aventuras del Capitán Caimán… Y hubo un día en que jugamos a ser piratas, con unas pistolas y unos sables, de plástico, claro, para no hacernos daño, y gritábamos cosas como: «Al abordaje» y «Rendíos, cobardes»… Pero bueno, que me estoy enrollando demasiado, ya os dejo con Pisco y Margarita y las aventuras del Capitán Caimán… ¡Espero que os lo paséis bien, víboras y escorpiones!

Primera página

Hoy era un día muy especial para Pisco: el día de su cumpleaños. Llevaba un mes entero en el que no pensaba en otra cosa… Y por fin llegó la fecha: Pisco cumplía siete años… ¡Estaba haciéndose un hombrecito! Había tenido muchos regalos: sus padres le habían comprado dos libros, sus tíos un juego para construir casas, aviones, coches, y cualquier cosa que se le ocurriera. Sus abuelos, un álbum y unos cromos de futbolistas. Y su hermana pequeña, Anita, un dibujo del Capitán Caimán, un poco churrete, la verdad, pero muy gracioso. Así que no se podía quejar. Y como ese año su cumpleaños caía en sábado, no tenía que ir al cole.

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